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Foto del escritorRicardo Melo

¿Te haces Mala Sangre? ¿Cómo combatirla? aquí te presento el modelo S.A.R.D.



A través de nuestra historia,

(hablamos con el otro y también pensamos hablando con nosotros mismos)

los grandes líderes utilizaron el poder de las palabras para transformar las emociones de sus audiencias, para mostrarnos sus visiones y para dar forma al futuro que ellos querían mostrarnos.

Como por ejemplo el "Yo tengo un sueño" de Martin Luther King.

Pero...

¿Qué pasa con la capacidad que cada uno de nosotros tiene, para usar las palabras y generar un cambio interno, para moverse a la acción, y así mejorar la calidad de nuestras vidas?

Todos sabemos que las palabras nos proporcionan un canal, un vehículo, para expresar y compartir nuestras experiencia con los demás.

Pero, a ver... ¿te das cuenta que las palabras que generalmente elegis también afectan a cómo vivis?

Según la Real Academia Española el idioma Español contiene 88.000 palabras.

Sin embargo, el lenguaje pasivo de una persona promedio, como vos y yo, contiene unas 10.000 palabras (lenguaje pasivo significa que son palabras que conoces, y no necesariamente utilices).

El lenguaje activo de una persona promedio como vos y yo contiene solo un centenar, entre 200 y 500 palabras.

¿No es increíble? (Por el contrario, William Shakespeare usó 24.000 palabras, de las cuales 5.000 sólo utilizó una vez).

¿Desde donde relatamos nuestras vidas, nuestras emociones, nuestros problemas y soluciones?

Desde ese centenar de palabras.

La mayoría de las personas no son cuestionadas por la cantidad de palabras en su vocabulario, sino por las palabras que eligieron usar.

¿Alguna vez pensaste acerca de las palabras habituales que usas?

¿Cuáles usas habitualmente para describir las emociones que sentis?

Casi siempre son las mismas, o al menos es lo que escucho haciendo sesiones de coaching.

El problema es que la mayoría de las veces no elegimos nuestras palabras, ellas nos eligen a nosotros, por que como todo proceso de automatización del cerebro, lo que hicimos consientes una vez, al cabo de unas repeticiones el cerebro lo automatiza, y deja de preguntarse ¿por qué lo hago así? ¿por qué digo esto?.

Es facil ver el impacto de esto cuando otras personas nos hablan y sentimos que nos “quitan la energía” o se “hacen mala sangre”

Primero te propongo tomar consciencia de las palabras que VOS estas usando, para etiquetar experiencias diarias y habituales como tus emociones, problemáticas, enfrentamientos, negociaciones internas, desiciones.

Esto es lo que fui encontrando en las sesiones de coaching que fui haciendo estos años

“Si quieres cambiar tu forma de ver las cosas, inclusive hasta de sentirlas, si queres moldear tus decisiones y tus acciones, cambiar el lenguaje que usas es clave”

Te repito el seleccionar conscientemente las palabras que vas a usar para describir cómo te sentís es clave

Así es como se crea un nivel de elección en lugar de una reacción sin sentido.

Llamémosle a este vocabulario HABLAR RESPONSABLEMENTE (Respons- Hability) Habilidad de Respuesta y todos la tenemos.


¿Cómo sería tu día a día si pudieras tomar todas tus emociones negativas y bajar su intensidad de manera consciente con las palabras que usas?

¿Cómo sería tu día a día si pudieras tomar cada emoción positiva e intensificarla conscientemente con las palabras también?

Para comenzar podemos tomar como ejemplo el Diccionario emocional del Dr. Hitzig:

S.A.R.D. que significa lo siguiente:

Las conductas con S generan Actitudes A, en cambio las conductas con R generan actitudes con D

Las conductas con S:

· Serenidad

· Silencio

· Sabiduría

· Sexo

· Sueños

· Sonrisa

· Sociabilidad

Son generadores de SEROTONINA, una hormona que nos produce tranquilidad y mejora la calidad de vida.

Estas conductas nos llevan a tener actitudes con A:

· Animo

· Aprecio

· Amor

· Amistad

· Acercamiento

En cambio Las conductas con R:

· Resentimiento

· Rabia

· Reproche

· Rencor

· Rechazo

· Resistencia

· Represión

Son generadoras de Cortisol, una hormona que con presencia prolongada produce estrés, y es letal para las células arteriales.

Nos llevan a tener Actitudes con D:

· Depresión

· Desesperación

· Desolación

· Desmotivación

Así, entonces, hacerse “mala sangre” significa: falta de serotonina en sangre.

Si tiene remedio, entonces ¿de que te quejas?

Y si no tiene remedio entonces... ¿de que te quejas?








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